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jueves, 25 de abril de 2013
Pintando estufas y radiadores
Ahora que empieza el buen tiempo y comenzamos a apagar las calefacciones, es el mejor momento para hacer un repaso a su estado de conservación, y si es el caso, dar una manita de pintura. Al pintarlas ahora evitaremos el molesto olor a pintura cuando procedamos al encendido en la época del frío.
Para las estufas de hierro fundido, que están en contacto directo con carbón o leña, tenemos una pintura especial anticalórica en color negro satinado o color aluminio. Esta pintura se aplica directamente sobre el hierro, sin imprimación previa, y únicamente necesita una mano para que el acabado quede perfecto. Eso sí, antes debemos limpiar bien la superficie, bien con un líquido desoxidante, o lijar el posible óxido con lija especial para hierro, o un cepillo de púas de alambre.
Los radiadores de hierro o de aluminio no necesitan la pintura anticalórica, ya que no alcanzan temperaturas tan elevadas como las anteriores. Para su cuidado nos bastará emplear un esmalte brillante o una laca satinada normal. Lo que sí necesitan es una imprimación antioxidante o minio sintético antes de aplicar el acabado.
Y ya sabes, lo primero es limpiar y preparar la superficie, quitando el óxido con lija esmeril o cepillo de púas, y tras aplicar una mano de la imprimación adecuada a cada caso, aplicar dos manos de pintura de acabado, respetando siempre el tiempo de secado del producto que elijas.
A veces, los tubos que comunican los radiadores quedan a la vista. Éstos suelen ser de cobre; para disimularlos ópticamente, puedes pintarlos con la misma pintura plástica que hayas aplicado a la pared de cada estancia. Pero antes debes aplicar una imprimación al cobre para evitar problemas de adherencia de la pintura.
Con el sistema tintométrico también es posible hacer el mismo color que tienes en la pared, en esmalte sintético brillante o laca satinada, y así podrás conseguir que el radiador quede camuflado en el entorno de la habitación.
domingo, 21 de abril de 2013
Glicinias: el color de la primavera
Mirad qué bonitas tengo las glicinias. A ver si deja ya de llover para poder disfrutarlas. Esta planta trepadora requiere un soporte bastante sólido donde agarrarse, debido a que utiliza el sistema de tallos enroscados para sujetarse a los apoyos, y al crecer varios metros cada año, su tronco y sus ramas ganan bastante grosor.
Como es una planta que siempre me ha gustado, decidimos colocarla sobre una pérgola "casera" realizada a base de hierros entrelazados y sujetos a la base de un muro de ladrillo lucido con masa.
Para mantener en buen estado los hierros de la pérgola, aplicamos esmalte con antioxidante incorporado, eligiendo un color verde oscuro para que resulte ópticamente desapercibido con la floración. Este esmalte tiene la ventaja de que su secado es muy rápido y te ofrece dos productos en uno: la imprimación protectora para el óxido y el acabado decorativo del esmalte brillante. Este producto conviene aplicarlo cada dos o tres años para evitar su deterioro, sobre todo en este clima tan húmedo.
Para los muros se ha empleado una pintura plástica de fachadas en color blanco satinado, con componentes antimoho y antiverdín.
La glicinia es una trepadora de crecimiento rápido y que está dotada de unas hermosas flores en espigas colgantes de color azul lilaceo, aunque también existe una variedad con las flores blancas. Estos racimos de flores, ahora en primavera, cubren casi por completo toda la planta. Más adelante los racimos estarán combinados con hojas de color verde claro. El conjunto resulta precioso.
domingo, 24 de febrero de 2013
Cómo restaurar una máquina de coser
Una lectora, María, me pregunta a través del correo electrónico (decomartin@euskalnet.net) cómo restaurar una antigua máquina de coser de pedal para convertirla en una mesa decorativa. La pieza es de hierro y está oxidada.
Lo primero que tienes que hacer es lijar bien el hierro para quitar los posibles desconchones y dejar la superficie lo más fina posible. A continuación, aplica una imprimación antioxidante o minio de plomo. Tras esperar el tiempo de secado que te marque el producto, aplica una primera mano de pintura; cuando esté seca líjala suavemente, y das la segunda mano de acabado. Es muy importante respetar el tiempo de secado entre mano y mano de pintura.
Las opciones más decorativas para restaurar una máquina de coser son el acabado en esmalte negro mate, laca satinada negra, y la pintura negra forja, que es un esmalte satinado rugoso. Y, debido a su pigmentación metálica, no es un negro puro, y se parece más a un gris oscuro. La ventaja de utilizar este tipo de pintura forja es que lleva incorporado el antioxidante.
Para la encimera puedes utilizar una pieza de mármol, granito o bien madera. Si tu opción es esta última (por ejemplo, madera de pino), tras lijarla bien, aplica una o dos manos del tinte para madera del color que te guste, lijando entre mano y mano para sacar bien la veta de la madera (cuantas más manos dés, más se oscurecerá la madera). Una vez teñida, aplica dos manos de barniz de poliuretano en acabado satinado o brillante, depende de cómo te guste, lijando suavemente entre mano y mano, y siempre en el sentido de la veta de la madera.
El barniz de poliuretano es más duro y resistente que el barniz sintético, y al tratarse de una mesa es mejor que uses el que es especial para suelos de madera, porque su resistencia al uso es mayor y no salta con los posibles golpes.
Insisto: al aplicar esmaltes y barnices es muy importante respetar el tiempo de secado entre mano y mano de pintura, y no olvides lijar suavemente entre mano y mano de aplicación. Y, en el caso de la madera barnizada, lijad siempre en dirección a la veta.
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